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viernes, 2 de abril de 2010

Obama presiona a Hu Jintao para resolver la crisis nuclear con Irán


Pekín accede a negociar la aplicación de sanciones a Teherán.- El presidente del país asiático recuerda a EE UU que debe escuchar sus preocupaciones sobre Tibet y Taiwan
El presidente estadounidense, Barack Obama, realizó el jueves por la noche -mañana del hoy en Pekín- una inusual llamada telefónica de una hora de duración a su homólogo chino, Hu Jintao, durante la cual le urgió a que colaboren para presionar a Irán sobre su programa nuclear y enfatizó la necesidad de implementar los acuerdos del G20 para impulsar el crecimiento económico. Obama "subrayó la importancia de trabajar juntos para garantizar que Irán cumple sus obligaciones internacionales", según informó la Casa Blanca en un comunicado.
Hu aseguró al presidente estadounidense que "China concede gran importancia al tema de la seguridad nuclear, se opone a la proliferación atómica y al terrorismo y apoya los esfuerzos internacionales para incrementar la cooperación sobre la seguridad nuclear", según la agencia oficial Xinhua, que no menciona Irán. Hu también recordó a Obama que unas "relaciones económicas y comerciales saludables y estables entre China y Estados Unidos sirven a los intereses de ambos países" y dijo que ambas partes deben "gestionar de forma adecuada las diferencias y los asuntos sensibles".

La llamada se produjo después de que el miércoles pasado China diera un golpe de timón sobre la crisis iraní. La embajadora estadounidense en la ONU, Susan Rice, afirmó que Pekín está dispuesto a negociar de forma "seria" con los países occidentales la imposición de sanciones a Teherán. "China ha aceptado sentarse e iniciar negociaciones serias aquí en Nueva York..., como primer paso para lograr que todo el Consejo de Seguridad se sume a la imposición de un régimen de duras sanciones contra Irán", dijo Rice a la cadena de televisión estadounidense CNN. El día anterior, la secretaria de Estado norteamericana, Hillary Clinton, mostró su convencimiento de que el Consejo de Seguridad alcanzará un consenso sobre las penalizaciones.

El Gobierno chino ha declinado confirmar públicamente la disposición de Pekín a negociar posibles castigos a la república islámica, lo que le permite dejar la puerta abierta a otras alternativas. El ministro de Exteriores chino, Yang Jiechi, ha pedido "flexibilidad" en su encuentro con Saeed Jalili, principal negociador iraní para los temas atómicos, que llegó ayer jueves a Pekín para tratar la crisis. Las declaraciones de Yang hechas públicas no mencionan la posibilidad de sanciones, pero, a diferencia de otras ocasiones, tampoco repiten la habitual posición china de que éstas no son una solución "fundamental" para el conflicto. Jalili, sin embargo, ha dicho hoy que durante sus conversaciones con las autoridades chinas han coincidido en que las sanciones no son efectivas.

Qin Gang, portavoz de Exteriores, dijo ayer que China "está muy preocupada por la situación actual" y que incrementará la comunicación con las otras partes "para impulsar una resolución adecuada por la vía diplomática".

Hu Jintao tiene previsto asistir los días 12 y 13 de abril a una reunión internacional sobre seguridad y proliferación atómica que tendrá lugar en Washington, para, después, proseguir viaje a Brasil, Venezuela y Chile.

La disposición a negociar con Estados Unidos, Francia, Reino Unido, Rusia y Alemania posibles sanciones a Irán marca un cambio significativo en la postura de Pekín, ya que durante meses se había negado a incrementar la presión. Los países occidentales creen que la república islámica está desarrollando un programa de armas atómicas, aunque Teherán dice que esta actividad tiene únicamente fines pacíficos.

Posición clave

La posición de Pekín es clave, ya que, al ser miembro permanente del Consejo de Seguridad de la ONU, tiene derecho a veto, y, por tanto, puede paralizar cualquier iniciativa que no tenga su visto bueno. Pekín obtiene en Irán -gran productor de petróleo y gas- el 11% de sus necesidades energéticas. El Gobierno chino se opone a que Teherán desarrolle armas nucleares, pero dice que tiene derecho a contar con un programa nuclear de uso civil.

La nueva actitud de Pekín puede significar que las sanciones son ya inevitables. El presidente estadounidense, Barack Obama, dijo el martes que quiere una resolución en este sentido en semanas. Pero, ¿qué sanciones podrían ser aplicadas? Entre las distintas posibilidades, están, según algunas informaciones, embargo de armas, medidas financieras, congelación de activos y la imposición de restricciones de viajes. Algunos expertos chinos creen que Pekín está dispuesto a apretar un poco las tuercas para enviar una señal a Teherán y Occidente, pero que no hará nada que pueda amenazar sus negocios e inversiones energéticas en el país. China y Rusia han aceptado a regañadientes en el pasado tres rondas de sanciones contra Teherán por negarse a paralizar sus operaciones de enriquecimiento de uranio.

Jalili también ha repetido el rechazo de su Gobierno a la propuesta de la ONU de enviar el uranio de bajo enriquecimiento al extranjero para ser procesado en combustible y poder ser utilizado en un reactor de investigación iraní que produce isótopos de uso médico.

La flexibilización de la postura china permitirá a Hu Jintao acudir a Estados Unidos con un bálsamo con el que aliviar las tensiones que han marcado las relaciones entre los dos países los últimos meses, por encontronazos como la venta de armas estadounidenses a Taiwan, el reciente viaje del Dalai Lama a Washington, el caso Google o el valor del yuan -la moneda china-, que Estados Unidos dice que está artificialmente infravalorada, lo que proporciona una ventaja competitiva a las empresas asiáticas.

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